El concierto que la cantante Marta Sánchez ha ofrecido esta noche en Madrid se ha convertido en un viaje en el tiempo que ha transformado primero el recinto en un club de los años 40 para posteriormente llenarse de luz y color en un espacio futurista, con el que la cantante ha mutado de Gilda a Supernova.

La madrileña está ansiosa de novedades. No sólo por su último disco, «De par en par», en el que ofrece una nueva mirada a sus grandes éxitos, sino porque estrena también formato de concierto,
con una minirresidencia de cuatro noches en el Teatro Compac Gran Vía, que hoy ha dado comienzo con media hora de retraso sobre lo estipulado.
Con las aproximadamente mil butacas del recinto llenas, se ha iniciado el espectáculo, que ha contado con el apoyo de dos bailarinas, seis músicos y un coro vocal de cuatro personas, que ha amenizado las reiteradas transiciones en las que Marta Sánchez ha aprovechado para cambiar su vestuario, cinco en total.
Las primeras notas de «Soy yo», con acompañamiento de contrabajo y saxo y un cortinaje de terciopelo rojo de fondo, han transportado al público a los años 40, con una Marta Sánchez enfundada en un vestido largo rojo, que inevitablemente evocaba al personaje cinematográfico de «Gilda». «Gracias por haber hecho
posible estos 25 años de carrera», ha dicho la artista a sus seguidores tras interpretar en clave de swing y jazz sus temas «En tus brazos» y «Moja mi corazón».
«Es increíble que todavía haya gente que me sigue descubriendo», ha añadido en tono bromista. Después de acortar considerablemente su vestido, la Sánchez ha presumido de figura y de piernas con las canciones «Con sólo una mirada» y «Desesperada», momento que ha aprovechado para desprenderse a lo Rita Hayworth de sus guantes largos. Su aire pícaro y juguetón ha dado paso a una pose más afectada, como su ropa, que se ha teñido de negro, para interpretar el tango «Nostalgias» y un medley compuesto por «Vivo por ella», «Los mejores años de nuestra vida» y «Sigo intentando».
Una excesiva amplificación en el micrófono de la cantante, que ha emborronado por momentos su interpretación, no ha permitido aprovechar completamente la impresionante voz de la madrileña ni la acústica natural del teatro, en una primera parte confeccionada para que su potencia canora se luciera.
Hasta pasada media hora de concierto, el espectáculo no ha movido realmente al público de sus asientos. Ha sido con el tema «De mujer a mujer» y con una puesta en escena más movida, propia del Cabaret de Liza Minelli, cuando se han escuchado los aplausos más
sentidos. «¡Qué canción más cansada!», ha reconocido la propia Marta Sánchez tras un alarde de voz y baile, al que ha seguido una versión del tema de Nino Bravo «Libre», que ha puesto a los asistentes a batir palmas.
Ha llegado entonces el turno del segundo viaje en el tiempo. El terciopelo ha dado paso a unas formas orgánicas colgantes y ha entrado en juego la electrónica, en luces, instrumentación (con DJ incorporado) y vestuario. Las bailarinas, disfrazadas del personaje que Marta Sánchez interpretara en su incursión cinematográfica «Supernova», han hecho evidente el salto al futuro. «Reina de la radio» y «Levántate» han sonado, esta vez sí, en una ejecución más próxima al original, quizás para dar gusto a su amplio público ávido de temas discotequeros y modernos. Entre medias ha sonado «Canción para Daniela», el único tema inédito de su última producción, «De par en par», que ha quedado muy relegada en el repertorio del concierto tanto en lo referente al acabado de las canciones (en todo caso, la primera parte ha mantenido el espíritu revisionista de sus temas) y, sobre todo, en cuanto a la presencia de invitados sobre el escenario, inexistente.
«Soldados del amor», con un nuevo estilismo que la hacía parecer una «generala», ha lanzado el concierto en la dirección que el público parecía pedir, que ha disfrutado después, y así lo ha hecho notar con sus aplausos, de «Quiero más de ti», «Desconocida» y, nuevamente, pero en un plan más disco, «Desconocida» y «Soy yo». «Si me cambian los recuerdos», la exitosa «Colgado en tus manos» y un nuevo popurrí con «Arena y sol» y el célebre «Chica ye-ye» de Concha Velasco han completado el tramo final del espectáculo, que se ha extendido un poco más allá de la hora y media. «Os espero estos días, que no me voy todavía», ha advertido la madrileña, que pisará este escenario hasta el próximo domingo.

por admin

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies